sábado, 3 de agosto de 2013

Millones de terabytes

No eran los del gobierno. Cuando he llegado esta mañana no he tenido problema en saltarme los sistemas de seguridad, conectar todos los cilindros de acceso y grabar una copia con la información confidencial en una memoria externa. Todo limpio.
Los cilindros son de un solo uso y fueron creados por la misma persona que creó el sistema de seguridad que protegía la información. El doctor Werlock, el mismo que desapareció hace 30 años durante un viaje en barco. Nunca encontraron su cuerpo. Se convirtió en una leyenda urbana. No fue difícil que muchos seguidores de las conspiraciones de estado atribuyeran este hecho a un plan para cortar por lo sano futuros problemas. La función de los cilindros sería una única oportunidad para la persona adecuada.

Johnny es quien me pasó los softwares. Es fácil que imagine que estoy pirateando algo y gordo. Quien haya enviado a esos tres esta madrugada me ha subestimado. Para nada unos profesionales. Les di una sorpresa con mi desnudo y se despistaron con mi erección involuntaria. Me porté bien, creo que seguirán viviendo después de lo de esta mañana. Yo sólo tengo una rozadura en el muslo izquierdo que me hice en el marco de la puerta cuando salí demasiado rápido de la habitación. Johnny puede fácilmente localizar una llamada.
Los cilindros estaban escondidos muy cerca de donde estuvieron buscando, en el edificio en el cual trabajó el doctor. Los buscaron en su casa, en su despacho, en su coche, en casa de amigos y familiares… en todos los lugares en los que estuvo y están las personas con las que mantuvo contacto. Yo también inicié mi propia búsqueda, como un Indiana Jones buscando el Santo Grial. Estaban en la exposición abierta al público sobre la Tercera Guerra Mundial, dentro de una vitrina, junto con otros restos de armas, uniformes… Catalogados como recipientes diseñados para contener potentes bombas a base de material radioactivo, sólo que esta guerra se caracterizó por el uso de material biológico.
Tengo ahora en mi mano la memoria externa, millones de terabytes con toda la información confidencial sobre todos los sucesos importantes de este planeta, los documentos originales y los censurados. El plan es vender poco a poco la información. También podría hacer temblar directamente al gobierno y fundar una gran sociedad secreta que unifique las ya existentes, llegando a controlarlo todo, una especie de dios mortal, o puede que ya tenga en mi mano el secreto de engañar a la muerte.
Pero me odiaría si hiciera esto, me convertiría en mi enemigo, en todo lo que pretendo destruir. También podría destruir la única copia posible de adquirir. Me volvería loco si viera lo que hay aquí, todos los engaños que tragamos desde pequeños. De que me serviría conocer la información si no puedo compartirla con la humanidad. O quizás debería dejar que de este problema moral se encargara otra persona y yo poder seguir viviendo en la puta ignorancia, y cambiar esta información por mi vida, aunque eso dudo que ocurra así de fácil. Por ahora estoy a salvo. Voy a ver si sigo con el entrenamiento, mientras ya se me ocurrirá alguna otra idea. Puede que este sea el comienzo de la Cuarta Guerra Mundial…

No hay comentarios:

Publicar un comentario