domingo, 6 de octubre de 2013

Zombie Country

Conduzco una Harley-Davidson por una carretera recta hasta donde se pierda la vista sobre un paisaje árido. Me limpio el culo con billetes, ¿estaría haciendo otra cosa si fuera la mujer más rica y poderosa del mundo?. Cuando no hay autoridad que te corrija, pierde sentido saltarse la ley, sólo quiero disfrutar de este momento, así que no paso de 100Km/h.
Tampoco tengo prisa por llegar a ningún sitio, desearía que no se acabase la carretera, ni el combustible. Si te pones una meta no disfrutarás del momento, sino que tus acciones estarán influenciadas por conseguirla.

Los inmortales

Lo que más me impresionó fue el silencio. Un silencio apenas conocido por el ser humano, excepto por los que se lanzan a la aventura. Silencio absoluto. Como si ofendieses a la Tierra o al Inframundo si te atrevieras a susurrar. Cada respiración entrecortada, cada larga expulsión de aire con cada gran esfuerzo, cada pequeño quejido desde mi garganta era un insulto hacia los dioses de ultratumba.
Pensé que este debió ser el silencio que precedió a la creación del universo. Después de esto sabes que ahí arriba nunca hay suficiente silencio. El silencio primitivo. Me sentí afortunado al pensar en esto, en que estaba experimentando un poco de la “nada”.