La
Nave-Fortaleza está siendo atacada. Tengo que evacuar el primer
nivel mientras intentan penetrar por la primera línea de defensa.
Pertenezco a la guardia para la defensa del nivel central, el último
nivel. Si consiguen alcanzarlo la misión se ha acabado. Por el
momento no me toca a mí luchar, pero no tardarán mucho en llegar a
la última línea de defensa.
Estamos
siendo atacados por los Anunnaki. Los terrícolas nos preparamos para
esto, construimos una nave para salvar la mayor cantidad de
información sobre nuestro planeta. No sólo bases de datos, sino
personas científicas, ingenieras, matemáticas… con una buena
carga genética para la supervivencia y continuación de lo mejor de
la especie.
Hace
un par de meses que la Tierra fue atacada. Rápidamente se puso en
marcha esta operación para no correr riesgos. Nadie conoce el estado
actual del planeta Tierra. Se trata de una operación secreta y
cualquier onda lanzada al espacio puede ser detectada y seremos
localizados. Aunque ya es demasiado tarde para decir esto.
Nos
dirigimos hacia una base secreta en el planeta M-127, en la otra
punta de la galaxia. Se calculaba, en caso de no tener problemas
durante el viaje, que tardaríamos unos cinco años en completar la
misión. La gigantesca nave tiene sistemas de autorreparación y de
cerrado hermético en caso de que intenten romper el casco.
Hace
unos días una nave de las nuestras intentó alcanzarnos. Tenemos
órdenes de destruir cualquier cosa que parezca una amenaza y no
permitir la entrada ni de un microorganismo. Pero somos humanos. La
imposibilidad de comunicarnos nos hizo dudar, así que pasaron
dentro. Aspecto humano, con identificaciones auténticas.
Miles
de extraterrestres, con la piel verdosa y dura como la de un lagarto,
avanzan nivel tras nivel. Sólo la guardia de la defensa del nivel
central posee guerreros con alteraciones genéticas similares a esos
reptilianos, pudiendo así luchar con más igualdad de condiciones.
Intento
tranquilizar a los niños mientras los guío hacia el último
recurso. En el último momento, la propia nave se autodestruirá
liberando tal cantidad de energía que provocará un agujero de
gusano por el cual viajará directamente la cápsula infantil hacia
el planeta M-127.
Oigo
como intentan llegar al último nivel. No quedarán muchos minutos,
pero no puedo esperar más. Repaso el filo de mi katana y de mi
wakizashi con un trozo de piedra mientras mi mente me dice que ahora
no es el momento de hacer eso. Como comandante, yo no participé en
el proyecto genético, así que estoy en desventaja.
Intento
pensar en una estrategia de combate. Ya están aquí. Algunos
conservan su aspecto humanoide, pero son igual de duros de cortar.
Intento que los cortes sean precisos, intento controlar el
desequilibrio de peso entre el wakizashi y la katana; izquierda y
derecha, respectivamente, defensa y ataque, respectivamente. Un corte
limpio en un brazo y éste cae al suelo separado de su dueño.
Al
último nivel sólo llegaron cientos de enemigos. Al final se redujo
a decenas hasta que quedó una “mujer rubia”. Janmuck no pensó
lo que tenía que hacer, pero le detuve, la quería para mí. No lo
sé, pero en ese momento me impresionó tocar su piel escamosa y
mirar a sus ojos de reptil, ya no sabía si era bueno o malo. Un uno
contra uno en desventaja. Finalmente intenté cortarle la tapa de los
sesos. La espada se atascó en la mitad del trabajo. Estos bichos
tiene una gran capacidad de regeneración, así que saqué la espada
del cráneo cubierta de un líquido verdoso viscoso y terminé el
trabajo.
Creo
que sólo he quedado yo de oficiales. Unas cuantas decenas de
soldado-reptiles y unos pocos humanos. Los niños están todos y las
bases de datos intactas. El resto de cuerpos serán abandonados en el
espacio junto con los primeros niveles de la nave. Así ganaremos
velocidad y ahorraremos combustible.
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